sábado, 30 de mayo de 2009
Ahhh!!!...
jueves, 28 de mayo de 2009
Hagamos un ejercicio juntos...
De: h@xxxxxx.com.uy
Asunto: no-reply
Fecha: 28 de mayo de 2009 07:56:18 a.m. GMT-03:00
Para: matute.trotamundos@gmail.com
Responder a: h@xxxxxx.com.uy
Bienvenido al Servicio de Recordatorios Automáticos H.
Usted ha solicitado que en el dia de hoy le fuera recordado lo siguiente:
mañana me hacés acordar de hacer un posteo al respecto de las medias
en sí y en particular las medias dentro de las maratones?
ya lo tengo pensado y sé lo que voy a escribir, pero ahora no tengo
tiempo....
Si ha recibido este mensaje por error, no es necesario que realice ninguna acción para cancelar su solicitud y usted no recibirá ningún otro mensaje.
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http://www.comoteaprovechasdelapobreH.com/support/preguntasmasfrecuentes
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Saludos cordiales del Equipo de Servicio de Recordatorios Automáticos H.
Sin palabras, no?
Además de comenzar mi e-day con una sonrisa cumplió perfectamente su cometido.
miércoles, 27 de mayo de 2009
El domingo participo en tres carreras!
martes, 26 de mayo de 2009
Mis amigos del spinning... ahhhh!!!
Buenísimo!!!
"A ver usted que sabe tanto..."
¿Alguno se acuerda?
No importa, de hecho lo que importa es lo que quiero preguntar, a saber, ¿alguien tiene idea si para preparar la carrerita de los repechos denominada Salomon es mejor más que correr hacer elíptica y spinning?
La pregunta tiene un fundamento.
Ayer hice elíptica y hoy siento los gemelos como nunca, mucho más que (aquellas veces) cuando hago cuestas, por eso quiero creer que es un aporte positivo para ese entrenamiento específico.
Lo del spinning es porque es de mayor exigencia aeróbica que correr planito por la rambla, y como la cosa para la Salomon parece que viene onda "exigencia" podría ser positivo también.
En realidad, más que suposiciones son anhelos, pero en fin, si alguien tiene algún fundamento claro y quiere compartirlo estaré más que agradecido.
De todas formas, dado que dudo mucho sobre la aparición de respuestas, al mediodía me voy a hacer spinning y le pregunto a Emilia... luego les cuento!
lunes, 25 de mayo de 2009
"Dale que hay arenita" alguien gritó y me tiré... a correr!
(Enero del 2008, otro reporte en el recuerdo... porque los refritos viven y luchan!)
Todo empezó ese día que comenzaron las inscripciones para la primera fecha del Circuito Nike y que justo con Vicky estábamos en Punta del Este.
Sin dudarlo me anoté en el local de Nike en La Barra, y a la salida, mientras le explicaba a Vicky de que se trataba me iba cuestionando si no habría sido medio alocado haberme anotado sin estar entrenando… pero como he corrido pruebas más duras con menos entrenamiento me autoconvení que dos semanas daban perfecto para prepararme.
Ahí empecé a sumar gente a la cruzada, primero Popotitos, luego Calzaman, después el Pingüino, Viruca… en fin, por lo menos planeábamos pasar un rato distinto y divertido.
Entre preparativos y miedos surgidos cuando corrí por primera vez por la arena para ver de que se trataba la cosa llegó el día de la carrera!!!
Las peripecias son un capítulo aparte que si me inspiro prometo hacer luego, pero la cuestión es que hasta hace un mes atrás siempre había dicho que eso de correr por otro lado que no fuera asfalto no era lo mío…
Largamos!!!
Como 1k y pico por arena relativamente dura que facilitó bastante las cosas, ahí doblamos rumbo a los médanos para atravesarlos y adentrarnos en un barrio privado.
En los médanos las chicas que habían optado por el circuito de 4k pegaban la vuelta, las restantes y todos los varones seguíamos para terminar con los que resultaron ser casi 15,5k.
En el empedrado del barrio privado la cosa se hizo fácil. Incluso, habiendo largado LITERALMENTE últimos, ahí pudimos pasar a la mayoría de los que adelantamos en la carrera.
Algún repechito en esa zona era una papa al lado de lo que se vendría… dejamos el barrio privado para meternos en un campo, y ahí empezó lo divertido!
A salto de chirca y esquivando arbustos, tratando de seguir un sendero que marcaban los que iban delante, empezamos a hacer un trecho que para un tipo de ciudad como yo era algo totalmente novedoso.
Luego vino un camino vecinal, después bosque, saltando troncos caídos y pisando piñas, esquivando ramas y ahí apareció la primera anécdota (o por lo menos la primera “contable”)… veníamos gritando para alertar a los de atrás sobre las irregularidades del piso, entonces alguien grita algo así como “…adskfjasdlfAMBRE” a lo que yo entendí “calambre” y empecé a mirar si había alguien tirado, cuando en realidad lo que habían gritado era “ALAMBRE”, pero me dí cuenta cuando me lo llevé puesto!!!
Bromas van, bromas vienen, otro más atrás había entendido “MATAMBRE” y ahí empezó la verdadera jarana que seguro que los que iban punteando la competencia ni se enteraron!!!
Empezamos con el tema del asadito para festejar la llegada (que con el Pingüino lo cumplimos a rajatabla!) y así fue que conocimos a (creo que) Martín, un argentino de Tres Arroyos que venía sacando fotos y que a partir de ahí hasta parábamos a posar en determinados puntos a pedido suyo, hasta nos sacamos fotos con un flaco de la organización que indicaba el camino y que estaba parado en el medio de la nada.
Entre fotos y bromas llegamos a una barranquita que había que tirarse porque si se trataba de bajar despacio era imposible, agua por los tobillos al borde de una laguna, más campo, luego pajonales, barro donde te enterrabas, piedras inmensas por las que había que subir para atravesar por debajo del puente de la ruta 10 y ahí empezaba de nuevo la arena, no sé cuanto, pero era interminable!, deben haber sido como 5k finales por una arena horrible donde nos enterrábamos al dar cada paso.
Cansados pero felices de haber corrida esta carrera, llegamos juntos con mi amigo el Pingüino, que no tuvo más remedio que aguantarme un par de kilómetros al final porque el calzado me pesaba 32 kilos y para levantar cada pierna tenía que hacer todo un proceso de concentración!!!
Arco inflable, foto con los amigos, saludo con Vicky y Gaby que nos esperaron como siempre, y al asado prometido!!!
Daría para escribir muchísimo más porque realmente la experiencia valió la pena, pero por ahora… por ahora… lo dejo acá.
Fiasco y pico! (lindo nombre para un nuevo programa de Julián Weicht)
sábado, 23 de mayo de 2009
En definitiva, ¿a mí quién me mandó?
El anti-reporte (100% refrito)
Por favor no me pregunten de que fecha es esta crónica... la verdad es que no me acuerdo!!!
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Se venía el fin de semana largo y con la Vicky ya estábamos planeando irnos “para afuera”.
De todas formas tenía presente el plan de entrenamiento que nos había dejado Merceditas y tenía previsto cumplirlo a rajatabla.
Así fue que el miércoles pasado mandé un mail buscando voluntarios para que en el pasado lunes me acompañaran a hacer las sufridas cuestas en Marindia.
El lugar ya estaba definido, 3km trotando desde casa hasta la subidita del Centro Militar en Salinas, unos 80 metros bastante sacrificados, ahí hacíamos las cuestas y a volver suavecito hasta Marindia.
A cambio obviamente estaba dispuesto a compartir ducha para que nadie se fuera oliendo a tercer tiempo.
La cosa fue tomando color y algunos, los primeros tímidos, dijeron presente.
Así fue que el número siguió subiendo y ahí les dije “vengan un rato antes y pasamos el día tranqui, después hacemos las cuestas”, pero siempre pensando en que el objetivo fundamental era la actividad deportiva.
El lunes mismo, bien temprano, casi cuando me estaba levantando ya llegó Seba…si, las cuestas iban a ser de tardecita, pero Seba salió del Conrad y se vino directo para Marindia sin acostarse.
Cocucha va, cocucha viene, fue pasando el rato y llegando el mediodía, y llegando más gente también…
Primero el Presi con Joyce, tempraneros siempre, luego el Barba con Flor (solamente compartiendo el auto), después el Duke con Patricia y Sofi.
Cuando nos llamaron Farbe y Sil avisando que estaban en viaje desde Punta del Este decidimos ir a comprar “algo” de comer al supermercado de origen sajón de Atlántida.
Ese “algo” resultó en papitas, maníes, provolone, chorizos muchos, más chorizos, chorizos parrilleros, morcillas dulces, LA morcilla salada de Seba, colita, asado, vacío, vino (obviamente, no? Estaba el Barba de por medio!).
Ahí en el super nos encontramos con Farbe y Sil, ya con otra botella de vino en la mano…no sabían si íbamos a comer, pero Sil tenía claro que quería tomar un Etchart blanco al que le venía echando el ojo desde hacía tiempo seguramente.
Las supuestas “cuestas” se habían transformado en dos carros de supermercado repletos a tope!!!
Cabe acotar que el Barba se coló en la zona de cajas abusando de su cara ingenua y de su característica simpatía.
Arrancamos con todo el campamento para Marindia a armar el fueguito…más que el fueguito la fogata, porque para cocinar todo eso íbamos a precisar más que un atadito de leña!!!
Partición de boca mediante y ya cuando estábamos en la sobremesa cae a saludar Pablo, porque si es a correr cuestas no se aparece seguro, pero vio el humito desde Parque del Plata y se arrimó a ver que pasaba!!!...
Hubo varios más que habían manifestado intención de corrida pero faltaron, seguramente porque no vislumbraron lo que la supuesta corrida traería aparejado.
Lo cierto es que sobremesa mediante, mientras le dábamos a suculentos helados, se me ocurrió empezar a hablar de las cuestas que haríamos luego….
Las respuestas fueron inmediatas: “pero ya es medio tarde, no?”… “pero comimos mucho recién”… “pero seguro que hoy tocaban cuestas?”… “de repente es mejor salteárselas, no?”…
Lo cierto es que de todos los que fueron NINGUNO quiso quedarse a hacer cuestas, más allá de que se fueron pasada la hora de nuestras corridas habituales; obviamente viéndome solito en la misión preferí abortar el operativo y me fui a Parque del Plata a comer unas hamburguesas por el cumple del suegro de Pablo.
Así que las cuestas quedaron pendientes…serán en el Carnaval del año que viene!!!
viernes, 22 de mayo de 2009
No nos doblegarán!!!
jueves, 21 de mayo de 2009
Grandes mejoras con poco esfuerzo
En estos días de calor, seguramente se os hace duro entrenar como habitualmente, incluso notareis que llegais a casa muchos mas cansados y fatigados. Te damos unos consejos para optimizar tu entrenamiento en estos días
Se supone que todo aquel que corre, sea cual sea su nivel, quiere mejorar; en una reciente encuesta en nuestra web, el 89% tenía eso como principal objetivo.
Para unos significa correr más kilómetros, para otros hacerlo más deprisa, mejorar una marca o lograr un determinado puesto en su carrera preferida. Para lograrlo no hace falta ser un corredor profesional ni someterse a un complicado y caro plan. Aquí tienes cinco propuestas que os ayudarán a lograr ese reto.
MÁS KILÓMETROS A LA SEMANA
Da igual que seas de los que hacen 30 u 80 (otra cosa sería que hicieses 160, algo excesivo para un no profesional), el aumentar ligera y progresivamente el kilometraje te reportará beneficios. Añadir
alguna sesión suave servirá para mejorar la resistencia muscular y cardiovascular. Zancada y respiración se vuelven más eficaces. Poco a poco tu ritmo de crucero aumentará, lo que te ayudará también para mejorar el de las sesiones de calidad. Y además un mayor kilometraje te servirá para estar más fino.
Así se hace
aumentar un 10% la ración semanal durante tres semanas. Puede ser añadiendo un día más, otra sesión si un día tienes tiempo para ello o aumentando la duración de las que ya haces. En la cuarta semana reduce el kilometraje un tercio para en la siguiente empezar con el kilometraje de la tercera. Según la entrenadora de Washington Jeniffer Gill: “Si ves que no lo asimilas física o psíquicamente, vuelve al punto de partida y espera una semana para retomar la progresión.
SESIONES CORTAS
Si eres el típico maratoniano “diesel” deberías hacer alguna carrera corta, inferior a
10 km, y entrenarte para ella con calidad, no basándolo todo en las sesiones largas.
El acostumbrar tu cuerpo a esos esfuerzos intensos te vendrá bien de cara a tus maratones.
Así se hace
Una pirámide. Tras unos 3 km de calentamiento y algún ejercicio de técnica,
empieza con 1 km al ritmo de tu mejor marca en maratón y acelera 10 seg/km
hasta el 4, desacelerando en esa relación el 5, 6 y 7. Trota suave al final y haz algunos
ejercicios de estiramientos y abdominales.
SESIONES LARGAS
Aunque tu objetivo sean carreras de 10 km, se debe hacer al menos una sesión semanal
de más de 15, de casi 20. Según Glaze “esa resistencia que se gana es importante de
cara a exprimirse en competición”.
Así se hace
los kilómetros que vayas añadiendo progresivamente deben ser lentos, a ritmo que te permita hablar y que al acabar la sesión te
hayas quedado con la sensación de haber podido hacer unos 2 ó 3 más. Llegar muy fatigado es un error que frenará tu progresión.
USA LA CINTA CORREDORA
Correr sobre ella no es sólo una solución de emergencia por causas meteorológicas, falta de luz o tiempo para hacerlo al aire libre. En las cintas se pueden hacer sesiones
excelentes, ya que el ritmo se controla con precisión y puedes vigilar tu zancada y que algún experto te vaya corrigiendo. Además se pueden lograr velocidades que no sueles conseguir
por tu parque o carretera habitual.
Así se hace
No se trata de hacer sesiones aburridas a ritmo constante,
sino de ir variando frecuentemente la velocidad y la inclinación: además de hacer
trabajar al corazón a diferentes pulsaciones conseguirá que trabajen distintos grupos
musculares.
ARCHIVO DE ENTRENAMIENTOS
Apuntar lo que se hace es importante de cara a notar la progresión, estancamiento o
regresión. Por ejemplo, si te has lesionado, repasar lo que hiciste los días previos te ayudará
a no cometer el mismo error. Y tener registradas tus mejores sesiones te servirá de
inspiración para los días en los que te sientas perezoso, por aquello de que “si una vez ya
lo hice, lo puedo hacer de nuevo.
Así se hace
El clásico cuaderno ha dado paso a archivos informáticos en los que aparecen
tiempo, ritmo, distancia, pulsaciones y hasta el mapa de la ruta. Anotar la meteorología, las zapatillas y ropa que se llevaba, si se bebió, si se
iba en compañía y las sensaciones generales de esa sesión. Todos los datos son valiosos
para incrementar nuestro rendimiento en un futuro.
miércoles, 20 de mayo de 2009
Allá por el 2007 (crónicas en el recuerdo)
San Fernando – Parte I – “Llegó el día”
A las 6 de la mañana del sábado ya me dí cuenta que no iba a seguir durmiendo, así que me armé de coraje y me levanté aprovechando que estaba en Marindia, mi reducto veraniego.
¿Y ahora qué hago?
Lavé el auto, regué, colgué la hamaca paraguaya, barrí el parrillero…todo con el máximo silencio para no despertar a la Vicky, quien no tenía culpa alguna de mi locura matinal.
Ya estaba todo previsto para que el Pichón viniera “en nunca se sabe que auto” hasta Marindia y allí hiciera trasbordo conmigo para salir rumbo a la tan esperada San Fernando.
Como el año pasado el plan era el mismo y se accidentó en el camino, por lo que la salida se retrasó bastante, la mía, porque él quedó en internación, me dijo que venía temprano, lento y tranquilo, como para salir a las 17:30.
Pasó la tarde y un rato antes de la llegada prevista del Pichón me puse a ordenar el bolsito, cambiarme de ropa, pasar lista de todo para estar seguro de no olvidar nada, ya tenía todo listo!!! Tenía todo organizado, parecía increíble, ya había perdido la cuenta de los sms que me había mandado con otros integrantes de Trotamundos, ya tenía arreglado que el Pichón viniera con unos geles y campera para Andrea que llegada de Brasil y estando en La Paloma no tenía para la carrera del domingo en Punta, y justo ahí suena mi celular…un frío me recorrió la espalda, “ahora es el Pichón que le pasó algo en la ruta como el año pasado” pensé por un momento y atendí apurado.
“Arrancá que estoy demorado porque Marita está en el shopping” fueron sus palabras y me tranquilicé.
Miré el reloj, y siendo las 17:00 horas y pico, y habiendo una mujer de por medio en un shopping acepté no esperarlo y le dije a la Vicky que se trepara al Leoncio (nombre cariñoso con el que llamamos a nuestro matumóvil), momento en que me dice que no se siente demasiado bien y que prefería quedarse.
Con la ventanilla baja y ya desde la calle le pregunté si no había problema en que fuera solo…creo que dijo que no, no estoy seguro porque cuando contestó ya estaba en la Interbalnearia.
Con los Buitres sonando fuerte y tratando de controlar la velocidad para que no me multaran como lo hicieron cuando manejaba el año pasado rumbo a la misma carrera mi amigo el Pingüino, iba planificando la operativa de llegar a Punta, dejar el auto, ir a la largada y todo eso que siempre me lo facilita Vicky y ese día no lo tenía.
Como el día anterior yo había estado en Punta y había vivido un embotellamiento en la Rambla rumbo al centro más o menos a la misma hora, opté por entrar en Av. España para luego tomar Roosvelt e ir más rápido, aprovechando para medir la distancia desde el punto de encuentro con los restantes Trotamundos hasta donde dejara el auto, de forma de evaluar la mejor forma de llegar, si taxi, ómnibus, dedo, caminata o trote.
Todo iba 10 puntos, Roosvelt despejada, ya había identificado la esquina fijada para el encuentro, cuando llegando a la altura del Devoto los 4 litros de agua que me había tomado en Marindia desde que me levanté hasta que salí, más el medio litro que me fui tomando en el viaje, me obligaron a hacer una parada técnica en el Punta Shopping.
Literalmente tiré el auto en cualquier lado y entré como una exhalación (seguro que más rápido que mi ritmo de carrera habitual) buscando el tan ansiado baño.
La sonrisa en mi rostro a la salida mostraba que había llegado a tiempo.
Me subo al auto nuevamente y chequeo que iba 3 kms aproximadamente, y de ahí a la calle 20 esq. 30 donde pretendía dejar el auto (punto de encuentro post carrera) sería otro tanto, así que decidí que vendría trotacaminando.
Entro a la península por Gorlero y tomo por la 30, al llegar al semáforo de la 20 me detengo por la luz roja y una chica en un Audi que estaba estacionado me hace señas, le sonrío y cuando le iba a decir que era casado me doy cuenta que las señas eran porque quería salir.
¿Será que tenía tanta suerte que justo se iba el auto estacionado en la esquina y me dejaba el lugar? Parece que sí, y más cerca del punto de encuentro post carrera no lo podía dejar.
Gorrito en mano, numerito en la otra y botellita de agua para la trotacaminata, arranqué a caminar rumbo al punto de encuentro luego de cerciorarme de que hubiera dejado trancado el auto y todo en orden.
Me daba el tiempo, así que opté por caminar al principio, traguito va traguito viene, pasito va pasito viene, llegué a divisar el Punta Shopping, sabiendo que a partir de ahí me faltaban 3 kms para la largada, en eso de vuelta las ganas de “empolvarme la nariz” y apuré el paso rumbo al shopping…apenas “rumbo” porque a menos de 2 cuadras tuve que ponerme a regar un arbolito, justo en la diagonal que sale de Av. Artigas rumbo al shoping, no me importó nada, ni si me veía gente, ni nada, era imposible llegar.
Ahí me dí cuenta que tenía que cortar con el tema de la hidratación porque se me iba a complicar la carrera…
Largamos a trotar por Roosvelt, con todos los autos embotellados, tocándose bocina, alguno incluso saludándome al identificarme que iba para la carrera, pero seguro que corriendo iba a llegar antes y 3 kms como calentamiento estaba bárbaro, así que ni se me pasó por la cabeza subirme en alguno de esos autos.
Una cuadra antes del punto de encuentro lo veo al Barba y me dice que no encuentra la esquina, que por la foto satelital y demás le digo que tiene que ser donde estamos parados, dándonos cuenta luego que la calle cambiaba de nombre y por eso no encontraba la calle.
De todas formas me dice que hay varios Trotamundos en Acuña de Figueroa y Roosvelt, a una cuadra, así que hacia allá vamos siendo las 19:45.
Efectivamente nos encontramos con el Pichón recién llegado, Florencia, unos amigos suyos from spain, y todos juntos nos vamos hacia el punto de largada, en ese trayecto nos encontramos con José a quien hacía mucho no veíamos, y varios más que nos saludaban como si fuéramos las reinas de la vendimia.
Aparecen Seba y Daniel mientras nos dirigíamos a la zona de largada pasando por el costado del reservado para los corredores de elite, me encuentro con Marcelo, todo en medio de un apretuje feroz que si hubiera tenido billetera me hubiera preocupado.
Lo cierto es que llegamos a un punto medio atrás de todo donde decidimos hacer campamento para esperar la largada, que estaba siendo anunciada para las 20:40 por razones de televisación.
San Fernando – Parte II – “La largada”
Serían las 19:55 cuando ya estábamos “acampados” en lo que sería nuestro punto de largada, unos 100 metros o poco más del arco.
Seba había desaparecido, seguramente intentando largar más adelante, pero estábamos Daniel, Barba, Florencia, Pichón, los amigos de Flor, Mauro, yo, y empezaron a aparecer más Trotamundos, Susana, Leticia, Barbie con el Osi, Silvana, Farbe, Presi, Ale, también se nos sumó Virginia, se arrimó el Coqui, éramos un montón, aunque de todas formas ocupábamos menos espacio que el gordo de musculosa blanca que estaba adelante nuestro.
Mientras intentaba ver el arco por encima de sus hombros y esquivaba sus movimientos bruscos como por ejemplo cuando se agachó y desparramó a más de uno de un culaso (porque no hay otra forma de decirlo) noto que todo el mundo se pone a mirar hacia atrás y gritar.
Se trataba de alguien que estaba con un cartel alusivo a la contaminación de las pasteras, creo que de todas formas no era su público el que estaba ahí porque no recibió más que gritos y silbidos discriminatorios.
El Barba ya me había pedido el último trago de mi botellita para su dosis de cafiaspirina, ya me había hecho el doble nudo en los cordones, me había ajustado el gorro naranja (creo que soy a quien hace referencia alguien en otro mensaje hablando de que vio al del gorro rojo, no había ninguno, el más parecido al rojo era el mío), tenía el número bien prendido, la llave del auto en el bolsillito del short, habíamos hecho el clásico saludo entre todos los Trotamundos antes de largar, ¿faltaba algo? Ah, sí!!! El conteo previo a la largada.
10, 9, 8, 7….y largamos, casi caminando, y luchando con el gordo de camiseta blanca!!!
Demoré casi 2 minutos en llegar al arco, caminando más lento que cuando recién me despierto, y viendo como los más desesperados ya arrancaban a treparse a los más lentos con tal de comenzar su corrida cuanto antes.
Llegué al arco, ya el esfuerzo me hacía sentir que había logrado alcanzar la meta, aprieto el botón del cronómetro y arranco a trotar como los que van alrededor mío me lo permiten.
Había empezado la carrera!!!
San Fernando – Parte III – “La carrera”
El pasaje por debajo del arco apretando el botón del cronómetro había dado comienzo a MI San Fernando, la segunda.
Nunca ví tantantos codazos, empujones, apretones, como el sábado, no recuerdo si el año pasado fue así o peor.
Lo cierto es que daba para preocuparse más que por correr por no pisar o ser pisado.
Mi trote tímido de los primeros metros me sirvió para calentar un poquito luego del largo parate esperando la hora de largada.
En eso distingo a Sil que iba abriéndose paso rápidamente, pasando por un lado y otro…”¿cómo hace?” me pregunté, si yo apenas podía caminar rápido, en fin, ahí me dije “wellcome to the jungle” al mejor estilo Guns’n’Roses y arranqué a correr como fuera, o mejor dicho por encima de quien fuera, ya estaba como a 500 metros de la largada.
Me encontré con más de uno que dejó de correr a menos del primer kilómetro agotado, el clásico que sale más fuerte de lo que puede, a varios pude esquivarlos, pero al tercero o cuarto tuve que pegarle un empujón porque no tenía para donde esquivarlo … vayan las disculpas del caso para el pibe que enterré de cabeza sin querer.
Llegué a la primera curva y ahí comenzaba a ponerse más ágil el tránsito, doblo de nuevo y ya estaba en Av. España, ahora venía la bajada hasta la playa, lo que sumado a que me sentía muy bien a ese ritmo me indicaba que todo venía saliendo bien, casi como haber conseguido aquel lugar donde dejar el auto.
Mientras corría chequeaba mi reloj que me indicaba que iba a 5’ y fracción el kilómetro, traté de apurar el paso para ponerme a 5’ clavados, lo que me permitiría llegar en unos 50 minutos y poco más considerando el tiempo que había perdido en la largada mientras agarraba ritmo.
Entre contento y sorprendido porque las piernas me venían respondiendo muy bien llegué al primer puesto de agua…primera mesa vacía, segunda también…de todas formas ni había aflojado el ritmo porque tenía previsto tomar lo menos posible, para eso me había hidratado correctamente durante todo el día, desde las 6 de la matina, hora en que la locura me hizo saltar de la cama, pero en la última mesa todavía había botellitas de Dasani y un chico me pone una en la mano.
Corrí unos 50 metros sin abrirla, cuando paso el caos de la zona de abastecimiento la abro y pruebo un buche…estaba hirviendo casi!!!
La tiré inmediatamente y seguí corriendo, lo menos que tenía ganas era de tomar agua caliente en ese momento.
La bajada me permitía recuperarme cómodamente y así llegué a la curva para tomar la rambla rumbo a la península.
Si bien el marco de público era bueno hasta ahí, en la rambla era mucho mayor, así como el aliento.
Hacía tiempo que no me daba el gusto de llevar un ritmo que me permitiera pasar a tanta gente en una carrera, quizás en parte por haber salido tan atrás, quizás porque había entrenado como correspondía, en fin, aunque había esfuerzo realmente estaba disfrutando la carrera.
Empiezo a ver los carteles indicadores de distancia, seguía pasando gente mientras me preguntaba si sería que yo iba tan rápido o que eran muchos los lentos que habían salido adelante mío.
No sé exactamente en que lugares pero empiezo a oir gritos de aliento de algún amigo, creo que por la parada 8, sabía que iba a haber varios conocidos en la rambla pero no había tenido la precaución de preguntar exactamente donde.
Igualmente mi preocupación estaba en correr y no en saludar, tratando de mantener el nivel de concentración que había logrado como en pocas carreras antes.
Llego al kilómetro 8 de carrera y empiezo a sentir las piernas pero la gente a los costados era impresionante lo que ayudaba a agarrar fuerzas.
Incluso en una parte se había hecho un embudo donde se pasaba corriendo con la gente a centímetros y ponía los pelos de punta el aliento que daban, sin lugar a dudas mucho más que en Montevideo, al menos esa fue mi percepción, igual que el año pasado.
Ya había pasado por el segundo puesto de agua y por suerte estaba fría, así que había tomado un buche y mojado el gorro.
De todas formas estoy acostumbrado a no tomar agua durante entrenamientos cortos, así que eso no debía influir en la perfomance.
Doy la última curvita ahí justo después del Conrad y ya veo la llegada, le pego la última mirada a mi cronómetro y veo que a ese ritmo pondría unos 53 minutos, así que latigazo mediante pensé que no podía poner más de 52’ y así fue, 52’ 28” fue mi tiempo, apenas miré el de la Organización al pasar la línea de meta, pero no me importaba, el válido era el mío, y me indicaba que había andado casi 4’ más rápido que el año pasado.
Varias circunstancias hacían de esta una carrera especial para mí, y como tal la viví y corrí.
Por suerte llegué, y en buena forma, mejorando incluso mi tiempo personal, sin llegar a los 50’, es cierto, pero ya habrá oportunidad.
Estaba por demás contento por todo lo anterior, pero es cierto que había corrido la carrera tan solo como pocas veces, apenas acompañado por algún grito amigo desde el costado, pero en fin, ya estaba entregando la tirilla y en pocos metros más seguramente me podría encontrar con los primeros Trotamundos para esperar al resto.
San Fernando – Parte V – “Estirando”
Ya había pasado la meta en un tiempo más que aceptable para lo que son mis promedios, estaba contento y quería un poco de agua.
Voy caminando en el tumulto y llego hasta un punto donde me encuentro con Flor, Farbe y Sil, los saludo y les pregunto donde habían conseguido el agua, me señalan un lugar por el que yo ya había pasado sin darme cuenta.
Otra vez a navegar en sentido contrario a la marea!!!
Llego al lugar, al mejor estilo Titanes en el Ring me acerco al mostrador y soy uno de los cientos que se tiran pidiendo una botella de agua tal como en una película ambientada en el Sahara.
Ante la sorpresa de todos nos dicen que no hay más, con lo que me voy hasta un puesto que estaba al lado, tampoco había más!!! Recién había llegado la mitad de la gente y ya no había agua?
Mi indignación era tremenda pero se transformó en sorpresa cuando alguien me ofrece compartir su botella, todavía queda gente en el ambiente!!!
Vuelvo a donde estaban los Trotamundos y me convidan con algo más de agua y alguien dice que del otro lado había algún puesto más de agua y creía que todavía con agua…yo ya había tomado dos buches, así que desistí de otra lucha por una botellita.
Acordamos irnos a la esquina de la 20 y la 30, lugar donde habíamos establecido el punto de encuentro oficial, y hacia allá salimos.
Caminé las dos cuadras charlando con Farbe sobre su rol protagónico en el último Corre de Nike.
Enseguida que llegamos aparecieron Chile y Farbe que estaban haciendo el aguante en la llegada porque corrían el domingo la Lobos, con ellos venían Victoria, Sabrina, los chicos de Chile, atrás aparecieron las nenas del Barba…que las tenía escondidas, seguramente a resguardo de Mr. Arroz.
De repente cae el Pichón charlando muy amenamente con una chica y explicándole como mandar un sms desde su teléfono…con Chile nos miramos e inmediatamente no pudimos contenernos para preguntarle quien era.
Entre sonrisas nos explicaron que se conocían de alguna carrera previa donde habían corrido algunos kms juntos, y ahora se habían encontrado…otra de las sorpresas a las que nos tiene acostumbrado el famoso personaje.
Resultó ser, la susodicha, amiga de Ana Belén, la Trotamundos, pero eso fue un dato absolutamente secundario.
Llegó Andrea a saludarnos, enseguida Barbie con el Osi, corriendo su primera carrera desde su maternidad.
Entre estiramiento y estiramiento salía alguna foto con la cámara de Zen, que se había convertido en el fotógrafo oficial.
El Barba seguía comentando sobre su indignación por la Correcaminos que se coló en la llegada para entregar la tirilla, el Pichón seguía hablando con la chica en cuestión, yo le explicaba como era que medía distancia mi reloj a Chile y su hijo…su hijo me entendió, creo que Chile todavía no.
Ya estábamos todos y salía festejo en lo de Seba.
Llamo a Vicky para ver como seguía y estaba peor, así que decido perderme el “km 43” y volver para Marindia.
Pasando raya, una linda carrera, con errores en la organización que son tapados por el marco espectacular…y que seguro volveré a correr el año próximo.
San Fernando: nos vemos en el 2008!!!
viernes, 15 de mayo de 2009
Cuando el Pichón corría...
Sigo con la técnica de "levantar" viejos reportes y en esta oportunidad le tocó a un entrenamiento, que por distinto en su momento ameritó crónica. Ahora lo estaba releyendo y me causó gracia, por eso decidí compartirlo con mis lectores.
Espero que lo disfruten!
Mi primera corrida “aventura”
Todo arrancó en el entrenamiento del miércoles a la noche con el Pichón recriminándome que no había aceptado su invitación a almorzar días atrás.
Muchos pensarán “qué tiene que ver!” una cosa con la otra, pero si, todo tiene que ver.
El jueves al mediodía salgo de la oficina y el Centro estaba muerto, ahí se me ocurre llamar al Pichón para invitarlo a almorzar y así taparle la boca de una vez por todas, y así lo hice.
-Pichón, soy yo, Johnny, querés ir almorzar al Punta Carretas?
-Dale, en cuanto? En 30?
-No, ahora, ya!
-Ok, salgo para ahí, estoy en 10’
No pensé que el Pichón llegara en 10’ pero por las dudas agarré el auto y arranqué raudo rumbo al “chópin”.
Cuando llegué la figura ya me estaba esperando, miramos que comeríamos y yo opté por algo suave para no dormirme en la oficina al volver, así que me mandé unos nachos con queso, 2 quesadillas y 1 taco de cerdo…el Pichón prefirió una ensaladita.
Mientras nos acomodábamos y el Pichón le sacaba la cebolla a la ensalada al tiempo que yo ya me manduqué medio taco de una mordida empezamos a hablar… y de qué podíamos hablar? Obviamente de las corridas!!!
-Vas a correr hoy, Johnny?
-No sé, por un lado tengo ganas, pero viste que corrimos ayer y yo ando medio lesionado…pero debería porque no tengo muchos k arriba y se viene la ½, en fin, no sé…
-Dale, vamos!
-Y qué hacemos? Podríamos tirarnos a hacer 10k o 16k, no?
-Yo necesito mentalizarme, si salimos para 10 salimos para 10, pero si salimos para 16 hasta los 16 no paramos.
-Y a vos que te picó, Pichón? Tas como medio acelerado?
-No, es que no me gusta salir sin estar planificado, entonces, salimos para 16k? si o no?
-Bueno, tranquilo, hacemos 16k, listo!
-A las 8 en el 8 por 16 entonces!!!
-Si, Pichón, como quieras…
Terminamos de comer, nos despedimos con un “hasta las 8 en el 8!” y cada uno siguió su rumbo.
A las 8 llego al 8…el Pichón ya estaba, calentito y estirado.
-Dale Johnny! Largamos?
-Pará, tranquilo, dejame estirar un minuto…
Y largamos!!!
El Pichón salió acelerado, buscando la delantera, yo tratando de seguirlo, entre agitado y sorprendido, mientras pensaba que ese no era el Pichón que yo conocía…”en fin, seguro se pincha en 500 mts” me dije.
Nada más lejos de la realidad, empezaron a pasar los kms y el Pichón seguía como falopeado, por la vereda, por el pasto, por la vereda.
-“Acá bajamos a la arena, seguime!”
Yo detesto correr por la arena, pero en fin, ahí estaba siguiéndolo.
Había luna llena, pero estaba oscuro, y ahí empezó mi “carrera aventura”.
Se me confundían las sombras en el piso y no sabía si había montañitas o no, si pisaba pozos o llano, en fin, iba como medio a los tumbos, apenas tratando de no perderle pisada al “nuevo Pichón” que más que un runner parecía un buggy arenero.
Volvimos a subir a la vereda, yo siempre atrás!!! Por momentos hasta unos 20 mts, y no paraba de pensar si el Pichón estaría infiltrado o que.
-Para que veas que no corro solamente cuando está “la motivadora!!!” gritó mientras no aflojaba la pata.
Yo casi no podía moverme, mucho menos contestarle, apenas me salió insultarlo con un rápido y entrecortado “aflojá jo de uta!!!”
El Pichón seguía enajenado metiendo pastito y repechitos.
- Acá bajamos de nuevo a la playa!!!
Yo no estaba en condiciones de discutirle, lo seguí y listo, siempre atrás.
De repente el Pichón, todo vestido de negro, apenas era una mancha allá adelante y yo estaba corriendo por Malvín contra el mar, en una parte de arena muy ancha y desolada, ahí es que veo algo con unos movimientos extaños como sobre el piso que subía y bajaba.
Un sudor frío me corrió por la espalda, parecía un violador encima de su víctima a puro sube y baja, un pensamiento me atravesó las pocas neuronas que me iban funcionando en ese momento: “seré yo la próxima víctima del famoso violador de runners de playa Malvín?”, así que no sé como apuré el paso tratando de arrimarme al Pichón, como que pudiera salvarme, ahí diviso que en realidad era un subnormal como yo que estaba haciendo lagartijas.
“Uf, gracias a Dios!!!” pensé, mi integridad física no corría peligro.
Pero no, me equivoqué! Sí que corría peligro!!! De repente y de la nada, en medio de la oscuridad se me aparece un desaforado montado en una especie de skate de ruedas grandes propulsado por una especie de paracaídas.
No me atropelló de casualidad!!! Y seguro yo hubiera llevado la peor parte porque el pibe tenía cascos y rodilleras, o al menos eso me pareció cuando me hizo el finito.
Ahí fue que me dije “esto es una carrera aventura!!!”.
El Pichón seguía como 100 mts adelante mío bordeando el mar.
Entre reflejos y medias luces veo que podía hacer una diagonal para alcanzarlo, ni tonto ni perezoso, o mejor dicho si perezoso, arranqué a cortar camino y así es que lo alcanzo.
Justo ahí había que subir a la veredita de el club ese donde hay unos barquitos, otra vez la temida frase: “seguime!!!”
Resulta que le erró a la entrada y anduvimos escalando unas rocas con riesgo de torcerme un tobillo, a los minutos me dice: “le erré, no era acá, bajamos a la arena y subimos más adelante”.
Yo por un lado me sentía Tom Cruise en el comienzo de Misión Imposible II, y por el otro pensaba “qué hago yo siguiendo a este descerebrado!!!”.
Al fin el Pichón encontró la entrada y arrancó a subir, luego llegamos a la subidita para la vereda, al fin otra vez civilización y luz!!!
Yo no paraba de insultarlo, pero el Pichón parecía inmune a mis epítetos, no paraba de correr mientras me gritaba “dale!! 2k más y pegamos la vuelta”.
Ahí un pensamiento me asustó, me acordé que el Pichón tenía esa manía de tomarse taxis en cualquier momento, y yo ya me veía abandonado a 8 kms de donde había dejado el auto, así que no dudé y le grité en forma amenazante:
-Vos te tomás un taxi y te bajo a patadas!!!
-Dale Johnny, corré que faltan solamente 9k.
Llegamos a la mitad y pegamos la vuelta, en ese momento por la vereda, y me llevaba como 100 mts a buen ritmo, realmente desconocido!!!
Yo ya venía cuestionándome que era lo que estaba haciendo mal, no podía ser que el Pichón me resultara inalcanzable, así que me propuse apurarme y alcanzarlo.
Ahí fue que empecé a meter pata y sacando resto de no sé donde lo alcancé, justo cuando me dice:
-Acá bajamos a la playa!!!
Y dobló a bajar por una rampa sumamente empinada, llegamos a la arena y me dice:
-Me equivoqué, subimos de vuelta!!!
-Vos sos tarado? Vengo muerto y también tengo que hacer cuestas? Vos sabés el camino? Sos un pelotudo!!!
-Callate y corré, no seas manteca!
-Manteca yo? Dejá que te alcance!!!...
-Dale, corré.
Y ahí iba yo, entre caliente y agotado.
Por allá bajamos a la playa de nuevo, una oscuridad que no veía ni lo que tenía encima.
De repente unas “luces malas”, sería un “aparecido”?
-Pichón!!!! Dónde estás!?!?!?
-Dale, corré!!!
-Pichón!!!
-Qué????
-La reputa que te parió!!!!
-Dale, corré!!!
Me preguntaba si el Pichón no sabía otra cosa que decir “dale, corré!”.
Obviamente algo pasaba, nunca me había ganado el Pichón una carrera, y siempre se había cansado, y siempre lo tenía que patotear para que siguiera corriendo, ¿quién era ese sujeto que iba conmigo? ¿Sería un clon del Pichón mejorado genéticamente?
La cosa que ahí seguíamos corriendo, al palo siempre.
En el km 15 y ½ me dice, me cansé.
“Me está jodiendo” pensé, y ahí le retruqué:
-Dale, Pichón, corré!!!
Fue ahí que lo pasé, igual llegó al lado mío.
Lo felicité por su corrida y cruzamos a la Ancap, él se compró 2 Gatorade y yo 5 alfajores de Porto Vanila, mi cuerpo pedía una sobredosis inmediata de dulce de leche.
Lo positivo es que no sentí molestias durante toda la corrida y estoy listo para la corrida de hoy.
Gracias Pichón por regalarme mi primera carrera aventura, verdaderamente toda una aventura!!!
Nos vemos luego, a las 8 en el 8!!!
martes, 12 de mayo de 2009
¿Cuál sería el título? ¿Corridas en el recuerdo? Podría ser...
Marathon Weekend Report by Matute
Ya hace 3 dias que terminé mi cuarto maratón y le sigo dando vueltas a la idea de escribir el ya clásico reporte, así que sin más preámbulos largamos.
¿Dónde podría empezar el reporte?
Si bien correr un maratón puede llevar apenas algunas horas, en lo personal entiendo que la carrera empieza mucho antes, casi en el momento en que decidimos enfrentarnos a ese reto de 42 kilómetros y 195 metros.
PARTE 1 – La decisión
Creo que el año pasado cuando me enteré que la edición 2008 del maratón sería en Punta del Este ya definí que iba a correrla.
Me había gustado correr las dos primeras ediciones de Colonia, y el entorno de Punta prometía gustarme mucho más.
Por otro lado ya había corrido el Maratón de Buenos Aires, por lo que este año no me importaba que las fechas fueran tan cercanas entre sí, optando definitivamente por correr acá.
Eso me llevó a dejar de lado la idea de participar en muchas otras carreras, incluso en el Maratón de Montevideo, dado que no me sentía capaz de correr nuevamente dos maratones en el año como lo hice en el 2007.
A su vez ya en la trotaparty de fin de año nos habíamos comprometido con el amigo Gusano a que Trotamundos iba a colaborar activamente en la concreción del evento, por lo que no cabía alternativa para no decir presente en la línea de largada.
Así fue que surgió la idea de tener un trotapuesto de hidratación oficial, para lo que optamos por elegir a alguien con un perfil que pudiera liderarlo en todo el proceso, todos estuvimos de acuerdo que Tony encajaba perfecto, lo que quedó por demás demostrado el día del evento.
Con todo lo anterior encaminado no quedaba otra cosa que empezar a entrenar…
PARTE 2 – El entrenamiento
¡Qué difícil resulta elegir el entrenamiento adecuado!
¡Y cuánto más es seguirlo!
Iban pasando las semanas y yo apenas corría mientras buscaba “el plan perfecto”.
Así fue que iba adaptando planes que bajaba de Internet con los sugeridos por la organización del Maratón de Buenos Aires y hasta el del Maratón de Punta del Este, contemplando algunos aspectos del plan de Duke.
Lo cierto es que muchas ganas de entrenar no tenía, y así era que iba alternando algo de corrida con algo de spinning, hasta que Calzaman me dijo que me adaptaba un plan para hacer en el tiempo que me quedaba, algo así como 2 meses y poco, pero que tenía que arrancar ya.
¡Y arranqué a entrenar!
Debo reconocer que por temas de horarios y otras obligaciones tuve que correr en solitario y se me tornó muy difícil por lo monótono.
Ahí jugó un papel fundamental Vicky que nunca puso objeciones para que me fuera todas las mañanas de domingo para correr con mis compañeros de Trotamundos, era la única instancia grupal en la que podía participar.
No dejaba de preocuparme que ya todos entraban en el famoso taper y yo seguía sumando kilómetros, llegando al LongRun de 30k a apenas 2 semanas de la carrera.
Eso y ver que todos andaban bajando sus tiempos era un elemento que me hacía reflexionar y en algún momento pensar si debía o no correr el maratón para el que ya no faltaba nada.
Nunca se lo comenté a nadie, pero más de una vez dudé si correr o no.
Incluso cuando el Pingüino me decía que no sabía si la corría yo no paraba de darle para adelante como que yo estuviese del todo convencido.
Y así fueron pasando los kilómetros y los días hasta que llegó la semana de la carrera, donde apenas me tocaba entrenar unos 17 kilómetros entre lunes, martes y miércoles.
PARTE 3 – La excursión
Habiamos decidido con Vicky que nos tomaríamos el viernes y de esa forma alargábamos el fin de semana, ya que tanto ella como yo sabíamos que un fin de semana de maratón no deja de ser eso, 48 horas dedicadas a la preparación y carrera.
El jueves de noche preparamos todo y el viernes bien temprano empezamos a intentar meter todo en el pobre Leoncio.
No hay fotos de cómo viajábamos pero hubiera valido la pena sacar alguna.
La valija del auto repleta con el carrito de Fede, un par de bolsas de comida, ropa de abrigo para la cama y no sé que más, en el asiento de atrás Fede en su sillita con una bolsa de juguetes, un carry-on repleto de mi ropa dado que llevaba calzas de todos los largos, dos pares de zapatillas, remeras de todos los grosores y tipo de manga, más la ropa normal para tres días de “vacaciones”, al lado el bolso de Vicky y una bolsa inmensa que todavía no sé que llevabábamos ahí.
Adelante piloto y copiloto con la guantera repleta de mapas marcados con el recorrido de la carrera.
Así fue que llegamos a Punta del Este bajo lluvia y con un frío invernal que no se soportaba, el apartamento parecía un iglú y no exagero en absoluto.
Desempacamos y fuimos a entrenar a “Lo de Ruben”, ¡la excursión alimenticia estaba comenzando!
Asado, vacío, provolone y chorizos fueron el puntapié inicial de nuestro Punta Weekend, y los panqueques de dulce de leche el complemento ideal.
Fueron pasando las horas y a la tardecita me dispongo a hacer los últimos 4k antes de la carrera, el viento en la rambla era insoportable, por lo que opto ir a correr a Roosvelt.
Todo según lo planeado hasta que en los últimos metros piso un desnivel y me tuerzo un tobillo, el iquierdo, ¡y ahí los niveles de locura se dispararon hasta el cielo!
Gel y plegarias para que el dolor desapareciera antes del domingo, pero lamentablemente o el gel no era tan bueno o mis plegarias no fueron dirigidas como correspondía o a quien correspondía.
Las empanadas de “Ricas y Famosas” me permitieron olvidar el dolor por un rato, pero con la última mordida ya volvió a molestar el tobillo, así que a la cama que al otro día había mucho por hacer.
PARTE 4 – ¡Bienvenidos al circo!
Llegó el sábado y yo quería ser el primero en retirar mi kit, así que en cuanto me desperté comencé a prepararme para salir raudo rumbo al Campus.
Parece que Fede se había contagiado de la exitación y no quiso quedarse en la cama con su madre, así que todos en familia nos subimos al Leoncio y arrancamos rumbo a conseguir el tan ansiado kit, primer contacto real con el maratón.
Ya habían empezado a caer las decenas de sms y llamadas, muestra de que el grado de exitación no era exclusivo mío, sino que éramos todos los Trotamundos que estábamos igual.
Llego al Campus y el Presi con el Perla ya habían retirado sus kits y estaban tratando de hacer el recorrido de la carrera.
Hago la cola de unas 15 personas y llego a que me atienda Robertuf con una muy simpática chica que me anotan y me dan el número, luego paso a retirar el resto de los elementos como el chip, remera, tickets para una pastaparty a la que ya sabía que no iba a ir, el ticket del ómnibus porque si se complicaba la mañana con Fede estaba decidido a ir por las mías a la largada, y alguna cosa más que estaba en la bolsa que entregaban.
Saludo a Alain que tal como le dije estaba disfrazado de butifarra porque debajo de la remera de la organización creo que tenía 2 buzos de lana, también hago lo propio (me refiero a saludar, no a decirle butifarra) a varios más de esos conocidos de carreras que uno no sabe ni el nombre ni ningún otro dato alguno.
Vuelvo al auto y como no podía ser de otra manera le digo a Vicky: “¿Vamos a hacer el recorrido?”, a lo que me responde casi tan motivada como yo: “Dale, ¡vamos!”. Y ahí salimos…
PARTE 5 – La Toyota de Curitiba
Salimos del estacionamiento del Campus y doy una vuelta manzana para ponerme exactamente en el lugar de largada de la carrera, perfectamente identificable a pesar de que un rato antes el Presi me había llamado para decirme que hacía rato que no lograba orientarse para encontrar el punto de largada.
Semáforo en verde y ¡arrancamos a hacer el recorrido!
Fede mirando por la ventanilla, Vicky guiando con el mapa en mano y yo manejando fuimos haciendo las primeras cuadras hasta que nos toca parar en el siguiente semáforo, justo detrás de una camioneta Toyota matriculada en Curitiba.
Nuevamente la luz verde y arrancamos atrás de la Toyota que a las pocas cuadras nos dimos cuenta que tambén estaba haciendo el recorrido de la carrera.
Allá íbamos uno atrás del otro pegaditos y bajo lluvia.
Así pasamos kilómetros y kilómetros, llegando a puntos incluso en que los brasileros se equivocaron y ante bocina y luces nuestras volvían al camino y seguíamos uno atrás del otro cincha poroto.
Así recorrimos todo el circuito hasta que debíamos doblar hacia el Camino de la Laguna para hacer los últimos creo que 4k, lugar donde ellos siguieron de largo rumbo al oeste y nosotros nos quedamos con las ganas de saludarlos luego de los casi 40 kilómetros de compañía.
Terminamos el recorrido mientras coordinábamos por teléfono para almorzar con Calzaman & Flia. + Colo y el Presi & Sra.
PARTE 6 – Fiebre de sábado por la tarde
Pasamos por el apartamento a cambiarle el pañal a Fede y arrancamos para la plaza de comidas del Devoto tal como había sugerido Calzaman.
Como siempre me pasa cuando decido seguir las sugerencias de mi amigo Calzaman, el intento fue frustrado, la plaza de comidas del Devoto estaba cerrada, no podía ser de otra manera.
“Vamos a la plaza de comidas del Punta Shopping” sugirió alguien, y allá salió la patota.
Sorpresa nos llevamos al entrar y ver que lo único abierto era Il Mondo della Pizza, por lo que sugerí ir a Don Peperonne, propuesta que fue bien recibida y allá salimos de nuevo en busca de ya cualquier cosa para comer porque eran como las 2 de la tarde.
Como no había salad bar en el mencionado restaurante, y Calzaman estaba empecinado en que tenía que comer ensalada, salimos todos rumbo a La Pasiva de Gorlero.
Por suerte al llegar a nadie se le ocurrió modificar nuevamente el destino, así que procedí a ordenar la comida ya casi antes de sentarme a la mesa.
Unos ravioles de verdura sonaban apropiados, y una húngara compartida con Vicky era ideal, pero no pensé nunca que la muy infeliz se me manducó la húngara sin compartir y cuando miré no quedaba ni una miguita.
Terminé los ravioles, los demás sus respectivos platos, el Colo se peleó con el mozo porque su milanesa no venía con guarnición, pagamos y nos fuimos cada uno para su campamento.
PARTE 7 – Plantando bandera en El Virazón
Como ya es tradicional para toda carrera en Punta del Este (y en realidad para cada ida de los Mattos-Curbelo a Punta del Este), la visita a El Virazón era obligada.
Así era que teníamos reserva para 24 personas para las 20 horas, cosa de poder cenar rápido y temprano e inmediatamente ir a descansar para la carrera del día siguiente.
A eso de las 19:30 llegan los Pingüinos al apartamento y nos cuentan que preferían quedarse y no salir a cenar porque venían medio cansados y Pablo tenía miedo que le afectara en la carrera, por lo que prefería descansar.
Hicimos 15 minutos de anfitriones y nos fuimos raudos a cenar con la patota, ¡la trotapastaparty nos esperaba!
Fuimos los primeros en llegar, casi inmediatamente cayó el Pichón con Ana y a partir de ahí siguieron apareciendo todos los personajes, Flor y su primo, Barba, Susana, Chile, Sandra, Sofía, Calzaman con Lula, Agustín y Facundo, Pato y Carolina, Duke, Colo, Marce y Yeyu, Eduardo, Ana y sus dos chicos, y disculpen si me olvido de alguien.
Está de más decir que la habitual serenidad del ambiente que suele reinar en El Virazón desapareció totalmente, y los clásicos gritos, bromas y demás hacían parecer que estábamos en la barbacoa de Fran.
Opté por no entrarle a mis recomendados raviolones de calabaza para adecuar la cena de la noche previa a un maratón, así que unos spaghettis al wok parecían ideales… ¡lo que no parecía ideal fue el omelette surprise que me clavé de postre! Pero valió la pena… con la panza llena y por tanto contentos nos despedimos todos como que no nos fuéramos a ver por semanas y arrancó cada uno para su cunita.
PARTE 8 – Llegó el gran día
A las 6:00 a.m. sonó la alarma de mi celular, y a las 6:05 el de Vicky, el miedo a quedarme dormido era grande, pero obviamente ya estaba despierto mirando el techo y visualizando la carrera desde hacía bastante rato antes, no sé cuanto, pero me había dado como para hacer el repaso de casi todo el recorrido.
Me levanto y en el living ya estaba el Pingüino comiéndose la banana, vestido y casi listo.
- Ahhhhhhh. Me dijo.
- Ahhhhhhh. Le contesté.
Un clásico diálogo que mantenemos siempre previo a cualquier carrera, en fin, entre nosotros nos entendemos.
La ansiedad me había dado un hambre que no veía, así que me mandé una banana, dos tostadas de pan de manzana y un Gatorade de naranja.
Baño y a vestirse, con todo el proceso que eso implica… la vaselina, el micropore, las calzas cortas, las largas arriba, la remera de TTM2, una de manga larga arriba, un buzo afelpado viejo que tenía previsto usar hasta la largada para tirarlo en ese momento al mejor estilo New York Marathon, gorrito naranja característico y listo… “¡ya estoy listo!” le dije a Vicky que estaba terminando de vestir a Fede.
Todo listo para salir para el Campus cuando mi hijo decido tomarse un tiempo para mandarse un vómito tan espectacular como inoportuno.
Operativo urgente para cambio de ropa y limpieza de forma de no perder más minutos, nos subimos los 5 al Leoncio y salimos raudos hacia el punto de encuentro que habíamos determinado la noche anterior, el estacionamiento principal del Campus.
PARTE 9 – La clásica previa, como siempre
Con lluvia y todo llegamos volando a Maldonado, pongo el señalero a la izquierda para entrar al estacionamiento cuando faltaban apenas 15’ para la hora fijada de largada, ahí veo a Viruca, bocina, saludo y estacionamos.
Enseguida entramos a encontrarnos con todos, Flor, Barba, Duke, Panther que había venido a trabajar en el trotapuesto, Ale, Chile, Eduardo y alguno más.
Vicky decide no ir a la largada esperando en el auto porque la lluvia era intensa y lo menos que queríamos era que Fede se mojara y anduviera así por las próximas muchas horas, así que coordinó que fuera Gaby y que ella la esperaba para salir luego hacia el km. 10 donde nos verían pasar en primera instancia.
Me despido y arranco con el resto ya en medio de tremenda exitación hacia el corral ese donde te ponés antes de largar.
Veo a Merceditas, beso y deseo de buena carrera, me viene a saludar Naty de los Corredores del Este que estaba alentando, ahí me empiezo a encontrar con el resto de los Trotamundos que iban a correr y que estaban calentando.
Fotos por decena, arenga clásica, ovaciones para las chicas de Brazil que se quedaban para correr los 8k, saludo Trotamundos y a prepararse que llegó el momento tan esperado durante meses.
PARTE 10 – ¡Largamos!
Esos segundos en que uno se termina de dar cuenta que está largando son tremendos, la emoción es tremenda y estoy seguro que no la puede entender cabalmente nadie que no haya pasado por ese momento antes.
Salimos corriendo varios juntos en medio de la muchedumbre, viendo a los costados como la gente se trepaba a las vallas para saludar y alentar de una forma que me dio la impresión no había visto antes.
Enseguida quedo corriendo con Ale B y el Pingüino, los únicos que venían como yo con el modesto objetivo (o no tan modesto) de ser “sub-5”.
Y allá íbamos bajo lluvia recorriendo los primeros metros y pasaban las cuadras entre bromas y gritos de aliento.
Chistes con Ariel y otros Correcaminos, también con algún otro conocido desconocido de siempre.
Y en eso pasa el Barba ataviado como para ir al estadio, campera, jogging, todos sus cables de mp3 y demás, corriendo como si hubiera visto la famosa luz mala.
En fin, nosotros seguimos a nuestro pasito, ya de la mitad del malón para atrás.
PARTE 11 – Chapoteando por Maldonado
Y ahí íbamos corriendo y esquivando los pozos de agua que se habían formado por la lluvia que no paraba.
Así llegamos a creo que el km. 2 donde estaba el primer Morelli-móvil para saludar, también pasamos por Naty y Danielo con paraguas incluido que estaban alentando a sus Corredores del Este, saludo vía grito mediante y seguíamos chapoteando.
Nos arrimábamos al puesto de hidratación del kilómetro 5, cubierto por los Ruteros que dicen que eran 60, pero me parecieron menos, Leonel (sin su alumna) y varios más, estaban esperándonos vasitos en mano mientras íbamos escuchando las menciones que hacían vía micrófono, me acuerdo que unos minutos antes de pasar nosotros dijeron que estaba pasando Calzaman, “reconocido entrenador de basket” dijeron.
Cuando pasamos nosotros tuvimos que autoanunciarnos para que repitieran porque salvo Leonel, que estaba bastante lejos del micrófono, no nos conocía nadie.
Ahí ya habíamos tomado contacto con la troupe del Chirola que iban para las 4:15, iban varios conocidos de la Rambla, alguna de Actitud Rambla, la chocolatera amiga del Pingüino, un amigo del Tato al que se le desataban los cordones cada 50 metros, unos 10 o 12 creo que éramos.
Las bicicletas nos pasaban para un lado y el otro.
Las primeras fueron de un par de Andarines, que hoy almorzando con el Pingüino llegamos a la conclusión que uno tenía que ser Edgar, quien seguramente no nos saludó porque a esa altura los tres veníamos con algo arriba de las remeras identificatorias.
Luego empezó a aparecer Patricia, que no tengo ni idea quien es, pero de tanto verla empecé a saludarla confundiéndola al punto que no sabía si nos conocíamos o no.
Mi nueva amiga venía acompañando a alguien de atrás nuestro que no me acuerdo el nombre pero que me he cruzado más de una vez en la Rambla de Montevideo.
Seguíamos corriendo por balastro y yo le decía a Ale B. que no salpicara barro porque le iba a molestar el resto de la corrida.
Así nos íbamos acercando al km. 10 donde nos verían Vicky, Fede y Gaby.
PARTE 12 – ¡Tirame una toalla!
Llegamos a una esquina justo antes del puesto de hidratación del km. 10 donde estaba nuestro equipo de apoyo personal, paraguas en mano y al costado del auto Gaby y Vicky. Me adelanto sacándome la remera de manga larga para dárselas y les pido una botella de agua y uno de los geles que me había traído el Pingüino de Buenos Aires… y una toalla para secarme, que obviamente no había ni me hubieran dado porque no hubiese servido de nada.
¡Qué lindo fue ver a Vicky en ese momento!
Ahí ya estábamos ansiosos de llegar al km. 15 donde veríamos a nuestros amigos del trotapuesto. Nos encontramos con el primer repechito corto pero duro justo antes de llegar a la ruta que pasa por el Jaguel.
Así nos arrimamos al km. 12 y ya empezamos a oir el punchi punchi del trotapuesto.
Me mando las pasas de uva y nos alcanza el grupito del Chirola, el Pingüino venía bastante atrás como 200 metros dado que con Ale B. nos habíamos adelantado un poco, seguramente por la ansiedad también de llegar al k 15.
PARTE 13 – Trotamundos y el trotapuesto a la vista
El k13 y el k15 estaban prácticamente juntos porque eran la cabecera del puente de La Barra, el que debíamos cruzar y seguir hasta algo así como 1.000 metros, para dar la vuelta en U.
Por esa razón al llegar al k13 ya era estar en el trotapuesto.
La música a todo volumen, los carteles, el gentío que era tremendo, de nuestros amigos y de mucha más gente que había elegido ese punto como estratégico para ir a sacar fotos y alentar.
Llegamos a la rotonda y vemos a Tony, Andrés y Butiacero como locos dirigiendo el tránsito porque el diseño del recorrido llevaba a que hubiese un cruce de corredores entre los que tomaban el puente y los que lo dejaban.
Fotos y saludos, aplausos y gritos, todo confluía para subir el paso y animarse a remontar los repechitos del puente ondulante.
Subimos, bajamos, subimos bajamos, pegamos la vuelta y de nuevo subimos, bajamos, subimos y bajamos.
En ese k nos cruzamos con muchísmos de nuestros amigos, los que iban adelante y los que venían atrás.
Llegamos al trotapuesto propiamente dicho, donde estaban todos, los Schroder, Nacho a puro flash, Elba Reel, la flia. de Viru, el clan Morelli, DeeJay Levis “pinchando” bajo lluvia y muchos más, la lista de voluntarios creo que rondaba los treinta entre Trotamundos, amigos y familiares, sin duda el puesto con más gente, el más ruidoso y el más organizado.
Las banderas y los globos, así como los carteles te daban ganas de gritar “¡éstos son mis amigos!” y pasamos de largo, no tan rápido como nos hubiese gustado ir corriendo, pero mucho más rápido de lo que hubiésemos querido para poder disfrutar más ese breve momento.
Un beso a Vicky y a Fede que estaba en sus brazos bajo lluvia sirvió para tomar impulso y encarar los 37 kilómetros faltantes.
Ahora a encarar esa larguísima rambla que había recorrido tantas veces antes pero nunca corriéndola de punta a punta como iba a ser en ese momento.
PARTE 14 – A garota paulista
Hacía muchos kilómetros atrás, casi desde el k2 o 3, veníamos pasando y siendo pasados por una muy bonita chica de Sao Paulo que era acompañada por un ciclista que la asistía.
Pero recién luego del km. 17 tuvimos oportunidad de conversar con ella.
No sé ni como comenzó el diálogo, por algo referido al agua creo, y todo esto llevó a comentarle de una amiga mía que vivía en Sao Paulo y que corría triatlon, y a su vez ella me contó que integraba un equipo muy numeroso de allá pero que había venido a correr ella sola.
Nos alcanzan Vicky, Gaby y Fede en el Leoncio, presentaciones pertinentes de por medio y seguíamos corriendo.
Lula también nos pasó en la camioneta, vimos a Yeyu pinchada al costado con un samaritano que le estaba cambiando la rueda… y seguíamos corriendo.
En el km. 20 al tomar agua Ale B. queda para atrás y yo sigo con la paulista… ¡valía la pena seguirla!
Lentamente se me iba despegando y yo comenzaba a quedar solo, pasaban los puestos de apoyo de otros grupos de corredores, bastante gente al costado de la rambla aplaudía y alentaba.
Así fue pasando la larga rambla de la playa Brava.
El k21 tenía un arco, foto, aplauso y alfombra.
Miro mi reloj y venía en 2:10 o poco más de eso, la verdad es que no recuerdo, pero lo que si me acuerdo es que me sorprendí del buen tiempo.
Hablando de buen tiempo, ya había parado de llover… y la paulista ya me había sacado como 100 metros, que parecían acrecentarse.
PARTE 15 – Mirando vidrieras por la 20
Entro en lo que es la península propiamente dicha, unas vueltitas de esquina y de nuevo a la rambla, mismo en la punta tengo que parar para sacar algo de los litros de líquido que venía consumiendo hasta el momento.
“- ¡Eso no vale!” fue el grito de Ale B. al alcanzarme mientras yo estaba contra un murito de una casa “dibujando”.
Acomodo todo en su lugar y arranco a correr con ella de nuevo.
Así juntos entramos en la calle 20 y bromeamos sobre parar un poco a caminar para poder ver las vidrieras, creo que ella bromeaba, yo lo decía en serio, pero como no me hizo caso seguimos corriendo.
Creo que al cruzar la 30 nos alcanza el Pingüino, o por ahí, justo donde también aparece el Yueder-móvil con Butiacero y Duke sentados atrás.
Se baja el Duke a correr un poco con nosotros.
Entramos en la Mansa y Ale B. comenzó a alejarse.
Quedo con el Pingüino y nos acercamos a la parada 5 donde seguramente viéramos a nuestras respectivas dado que pasábamos por la esquina del apartamento.
Habían ido a darle de almorzar a Fede, pero ya estaban arriba del auto de nuevo listas para intentar atropellar a todo corredor que amagara con pasarnos.
El Pingüino les pide un short dado que estaba de pantaón largo y se me había acalorado el fulano, lo cierto es que le mostraban el short por la ventanilla pero no paraban nunca, parecía que le tomaban el pelo.
Allá logramos agarrarlas, a ellas y el short, el Pingüino se queda cambiándose y yo bajo el paso, siguiendo suavecito para esperarlo.
Me alcanza y seguimos… nos quedaba toda la Mansa por delante todavía.
PARTE 16 – Zummmm, zummmmm
Así nos hacían los autos a esa altura, pasaban sin el más mínimo respeto por los corredores que tratábamos de ir lo más cerca posible del cordón de la vereda.
Por cierto que en determinado momento pensé si no sería más prudente correr por la vereda, mientras me preguntaba si sería que veníamos tan atrás que ya no había nadie indicando que los vehiculos aminoraran la velocidad.
Lo cierto que entre zumbido y zumbido llegamos casi al k 30 y el Pingüino ahí venía más entero que yo, por lo que opté por decirle que siguiera solo adelante que yo bajaría la velociad porque venía muy cansado.
Ahí se me entró a complicar, lo de correr sin compañía además de monótono hacía que empezara a evaluar si seguía o no en carrera.
Cada vez más lento veía como se me alejaban los corredores de referencia, entre ellos el Pingüino, a quien cada vez veía más chiquito a lo lejos.
A esa altura ya tenía más que identificado a alguien que iba parando en una camioneta doble cabina cada pocos kilómetros, casi hasta podíamos conversar de tan lento que iba, y lo peor es que me daba cuenta que cada vez aminoraba más la velocidad.
Otra que ya venía viendo seguido era a Naty, la de Fran, que hasta bromeando me sugirió que acortara camino doblando ya… ¡al menos creo que me lo dijo en broma!
También reaparecieron en su auto Danielo y Natalia de los Corredores del Este con el clásico “¡vamos Isma que no falta nada!”.
Y de verdad que no faltaba nada, y yo era conciente, pero se me hacía dificilísimo sacar fuerzas para seguir.
Así fue que llegué a la curva donde dejábamos la rambla rumbo al Camino de la Laguna para hacer los últimos 4k o poco más que eso.
PARTE 17 – Aparecen los pacers
Tomo el Camino de la Laguna y ahí me cruzo con Seba y su novia que venía ya bañado y en auto en sentido contrario, me saluda, lo insulto, y sigo mientras él empieza a dar la vuelta para acompañarme a en su auto a mi paso.
Hace unos metros conmigo y me tiene que dejar por los cortes de calle.
Ahí un 205 azul que venía de cerca desde hacía rato para y por la ventanilla una niña (que venía con varios más y su madre) grita: “¡Dale papito que no falta nada!”.
Sentí que se me paralizaba el pecho de emoción al ver como esa nena de unos 6 años trataba de ayudar a su padre a lograr algo que seguramente lo convertiría en su héroe, me doy vuelta para individualizar al padre y le digo “¡Con este aliento hay que llegar!”, y afirmé el paso lo poco que pude, que fue más que lo que pudo mi ocasional compañero dado que le saqué unos cuantos metros casi enseguida.
Ahí apareció de nuevo Seba en el auto y lo puso a mi lado para acompañarme conversando mientras me hacía más fácil el esfuerzo.
Como al kilómetro aparece Tony corriendo que venía a buscarme, ¡impresionante!
Me marcó el paso los creo que últimos 3 kms.
En el k40 está de nuevo Vicky con Fede y Gaby.
Está de más decir que ver a Vicky y Fede fue como una inyección para poder olvidarme del cansancio que estaba acumulando.
Seba tiene que dejarme de nuevo porque ya no dejaban circular autos, sigo con Tony, rotonda, Roosvelt y ya estábamos casi llegando.
PARTE 18 – Cuando 195 metros parecen tanto y tan poco al mismo tiempo
Dejamos Roosvelt y encaramos el último repecho que con 42 kilómetros arriba parecía mucho más empinado de lo que era.
“- Vamos que llegaste” me repetía Tony mientras seguía marcándome el paso, quedaban apenas unos metros.
Es el momento donde uno empieza a confundir las emociones y a ni ver lo que pasa a los costados, ¡todo pasa tan rápido aunque uno vaya tan despacio!
Cada vez había más gente a los costados alentando y no sé de donde saqué fuerzas para apurar un poco más el paso, o al menos eso creí que hice.
Aparece Madelón y se suma a acompañarme, haciéndome bromear que no podía llegar corriendo con alguien que había tenido familia un par de meses atrás.
Tambén aparece Tato a saludar y correr unos metros conmigo.
Llego a la última curva donde la gente ya estaba agolpada como que llegara el puntero y ya habían pasado horas desde ese momento.
Doblo y mis pacers me dejan para que disfrute mi momento de gloria.
Escucho que me nombran por los parlantes y que dicen que llego ovacionado y acompañado por mis compañeros de equipo, creo que el Colo Martínez era quien relataba, en ese momento no reconocí su voz.
Se me llenan los ojos de lágrimas, igual que ahora, igual que en cada una de las llegadas de mis anteriores tres maratones.
Así llego a cruzar el arco inflable, pisando la alfombra y frenando el cronómetro que decía que había logrado recorrer esos interminables 42.195 metros en 4 horas y 56 minutos.
PARTE 19 – Aplausos, besos, medalla… ¡y brownie más pan de naranja!
Es increíble esa sensación donde aunque uno sea el último en llegar, por un momento se siente el mejor campeón olímpico de la historia.
Y creo que en cierta forma uno lo es.
Tengamos en cuenta los pocos que nos animamos a enfrentar un desafío deportivo como correr un maratón, sin duda que nos hace distintos (y no digo mejores, digo distintos), y hay que correr esos 42 kms. para entender a lo que me refiero.
Es indescriptible lo que se siente al cruzar el arco de llegada.
Pero lo cierto es que lo crucé, me dieron la medalla, alguien se ofrece a sacarme el chip, empiezo a ver contra las vallas a mis amigos, los que habían corrido y los que habían venido expresamente a alentar desde Montevideo.
Salgo de la zona de llegada Gatorade en mano y voy a saludar a Vicky y Fede, al resto de los Trotamundos, y amigos de tantas carreras.
En eso llega el mejor premio, ¡los brownies de Florencia! Y por si fuera poco ¡el pan de naranja de Mad!
Entre besos y abrazos me entero que el Pato hará podio por un muy meritorio tercer puesto en su categoría.
Nos quedamos todos para festejar como corresponde su subida, cornetazos, pitazos, gritos y aplausos que nos mostraban como verdaderos “locatarios”.
Ya había terminado todo, o casi todo, porque todavía nos faltaba el k43, o sea nuestro ya clásico almuerzo post-maratón.
PARTE 20 – Asado, chorizo, provolone, boniato glaseado y chimichurri para recuperar
A las 15:00 en punto copamos la parrillada El Tranco, creo que éramos algo así como más de 40, por supuesto que con reserva previa para asegurarnos no quedarnos con hambre.
Arrasamos todo lo que había, no sé cuantos pancitos con chimichurri me mandé hasta que me llegó el asado. El chorizo y el provolone me duró menos el vasito de agua que me dieron en el puesto de hidratación del km. 5… ¡y no me olvido del boniato glaseado!
Como nos quedamos con apetito, con los Pingüinos, Viru, Pichón y Ana decidimos irnos a continuar reponiendo energías a Don Peperonne.
Lamentablemente al llegar nos desayunamos que no tenían las ansiadas tortas de Cake’s por lo que terminamos en el Mc Café.
De ahí al apartamento a preparar todo y subirnos al auto, un maratónico fin de semana había terminado.
PARTE 21 – Y para cerrar…
Y como todo tiene final hay que ir redondeando este reporte, que si a alguno se le hizo largo y pesado… lamento, ¡pero no obligué a nadie a leerlo!
Correponde el agradecimiento a Tony y toda su baracutanga por el tremendo trotapuesto que montaron en el km. 15 y a los Trotamundos que colaboraron con la alcancía para que se pudieran comprar todos los materiales, los globos, cornetas, etc., a Viruca por la realización de la cartelería, a Nacho por venirse a sacarnos fotos habiéndonos conocido hace apenas unas semanas atrás, a Tato y Luis que hicieron posible la musicalización del punto, lo que sin duda marcó la diferencia con el resto de los puestos de hidratación.
El reconocimento a todos los Trotamundos que corrieron los 42k, y a todos los corredores que hicieron posible tremenda fiesta deportiva.
A Edgardo el agradecimiento por el plan de entrenamiento y el seguimiento que me hizo día a día.
A Vicky y Fede todo, bancarse todas las horas de entrenamiento y pasar todo un fin de semana de lado a lado no tiene nombre, sin su apoyo no hubiera podido concretar mi cuarto maratón, así que simplemente ¡GRACIAS! y hasta el próximo maratón…