El calor era impresionante y sus 6 kms. suaves eran ir a menos de 6' el km... lo que para la temperatura y el grado de charla era bastante complicado.
Varias veces mi compañera de turno sugirió bajar el ritmo, lo que yo siempre aplaudí pero nunca vi que se concretara.
Lo cierto es que terminamos esos 6 kms. en el mojón del 7.500 en menos de 35'... y conmigo MUY cansado.
Adriana se subió al auto y se fue, yo seguí trotando lo que debían ser mis 8k restantes pero que se terminaron abruptamente en la canilla del 8 unos 600 metros después de despedirme de quien me martirizara durante más de media hora.
Ahí lo pensé bien y las opciones era seguir según lo planificado con el riesgo de tener que tomar un taxi a mitad de camino o volver rumbo a una ducha reparadora.
No hace falta decir cual de las opciones fue la elegida... plata para un taxi no había, así que mejor no arriesgar!
Domingo a la mañana me apresuro a llegar al 8 porque se había pactado salida grupal por 10k a las 10 a.m., lo que me gustaba bastante porque hacía tiempo que no corría con todo el grupete.
Ahí estaban o fueron llegando Elba Reel, Flor, Kung Fu Panda, Pingüino y Colo.
Sin mucho preparativo más allá del calentamiento de lengua típico donde no faltó tema que no se tocara, salimos rumbo al Este.
Para mi pesar, porque realmente no me gusta, la mayoría optó por hacer arena desde Pocitos mismo, pero como había ido a correr con ellos no me quedó otra alternativa que seguirlos.
Llegamos al lugar donde supo estar el mojón 12 y yo quise pegar la vuelta, lo que no pude hacer por una especie de piquete y semi secuestro que aplicó el resto de mis compañeros de corrida con el objetivo de que los acompañara un km. más.
Allá seguimos, sufriendo un sol casi de mediodía que estaba fuerte por demás, pegamos la vuelta y yo no paraba de lamentarme para mis adentros (que la distancia, que el calor, que la sed, que el ritmo, que la arena, que el pastito, que ... que manera de quejarme!).
Así llegamos al km. 11 más o menos (a unos 3 kms. del punto de largada/llegada) y Elba Reel se cansó... o mejor dicho se apagó, porque allí dijo que no corría más y listo.
Uno, que no deja pasar una oportunidad, enseguida se sumó a la medida de protesta con el pretexto de no dejarla sola en la mitad del camino, así que a partir de ahí - y dado que la idea de tomar un taxi fue descartada - aplicamos caminata más social que deportiva hasta el 8, punto al que llegamos cuando ya estaban todos en medio de un festín de Gatorade en honor a los $200 que encontró Flor en el pasto.
Brindis y huida rápida antes de que a alguien se le ocurriera algún trotecito más.
Así que dentro de todo, y luego de pasar raya, el fin de semana fue por demás positivo, corrí unos cuantos kilómetros y hasta me ahorré dos taxis!!!
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