De repente la magia del silencio apoderándose del momento.
Fue menos de un minuto, pero alcanzó para vivir esa sensación indescriptible.
Los semáforos fueron cómplices para que mis pisadas en el piso mojado fueron las protagonistas.
Escuchaba perfectamente como golpeaban las gotas en el piso y en mi cuerpo cual fustazos que me hacían correr más y más rápido mientras se me dibujaba una sonrisa en la cara.
¿Cómo puede ser que un sábado a las 18:30 no pase por la rambla a la altura de Océano FM ningún auto ni persona por un minuto?
De repente fue casualidad...
De repente fue un regalo de alguien para que mi corrida fuera especial... en ese caso, gracias!!!
Se te despertó el poeta?
ResponderEliminarEsa sensación me parece conocida ya que siempre entreno solo y si llueve me gusta mas.
Buena redacción.
Sds